Joaquín Pérez Becerra, fundador de la Agencia de Noticias Nueva Colombia, al ser extraditado de Venezuela a Colombia
Los colombianos refugiados en Estocolmo dábamos otra visión del conflicto con la guerrilla
Mi encierro, persecución clara a la libre expresión: Pérez Becerra
Unai Aranzadi
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 13 de febrero de 2012, p. 26
Lunes 13 de febrero de 2012, p. 26
Bogotá/Estocolmo. En la humilde sede de la Asociación Jaime Pardo Leal, de Estocolmo, hay un hueco difícil de llenar. El espacio que Joaquín Pérez Becerra utilizaba para redactar las noticias que tanto incomodaban al gobierno colombiano ha quedado vacío, aunque no faltan otros refugiados políticos e incluso periodistas suecos que continúen una labor informativa legal en Escandinavia e ilegal en Colombia.
La Agencia de Noticias Nueva Colombia, más conocida como Anncol, ha sido acusada desde su fundación de ser órgano comunicacional de las FARC. Quizá por ello, cuando en abril del año pasado el periodista Pérez Becerra viajó a Caracas, terminó capturado por la policía venezolana y posteriormente fue entregado a las autoridades colombianas, quienes sin prueba alguna lo tienen confinado desde hace diez meses en la cárcel de La Picota (Bogotá).
Pérez Becerra, concejal del municipio de Corinto por la Unión Patriótica hasta el asesinato de su mujer (y más de 3 mil 500 compañeros de partido) es para el establishment colombiano
“!>la voz internacional de la guerrilla”!>, tal como lo ha tildado recientemente el presidente Santos, quien paradójicamente también es periodista (perteneciente a la familia propietaria del diario más poderoso del país, El Tiempo).
La voz
“!>acallada”!>
En entrevista realizada desde la cárcel, por La Jornada, Joaquín Pérez Becerra demuestra que sigue utilizando las vías más audaces para dar salida
“!>a una voz acallada”!>.
–¿Cómo ocurrió su arresto?
–Vivía en Suecia como refugiado desde 1995 y como ciudadano sueco desde el año 2000. Trabajaba parte de mi tiempo en Anncol, la agencia de noticias que fundé con otros suecos y colombianos, y viajaba por Europa con libertad. A pesar de todo el control que hay en ese continente, jamás tuve ningún problema allá. De hecho, antes de partir hacia Caracas la policía alemana del aeropuerto de Francfort controló mi pasaporte, como al resto de los pasajeros, y me dejaron embarcar con total normalidad, como siempre. Fue al aterrizar en Venezuela cuando, de pronto, dicen que surge de la nada una circular roja de Interpol y me arrestan. En cuestión de horas estaba siendo entregado a las autoridades colombianas.
–¿A qué cree que se debe la orden de apresarlo?
–Lo mío es una persecución clara a la libertad de expresión. Quieren acallar voces alternativas y ocultar el conflicto. Ocultar las noticias y opiniones que salían de los refugiados que vivimos en Estocolmo. Nosotros dábamos otra visión del conflicto, una mirada alternativa a la que quieren imponer los medios del poder en Colombia.
–Según tengo entendido, la página web de su agencia recibía una cantidad considerable de visitas.
–Sí, era el portal sobre el conflicto más visitado. Era, además, una dimensión de la guerra que la oligarquía no pretende mostrar, e incluía videos, textos y audios, mucha información diferente e interesante. También resultaba muy útil para medios e investigadores europeos que buscaban algo diferente a la versión del Palacio de Nariño y los medios oficialistas. Los periodistas de varios países del mundo comparaban los puntos de vista, y eso es lo que se ha querido censurar, la diversidad de opiniones.
–Suecia fue el primer país del mundo en tener una ley en favor de la libertad de expresión y jamás criticó –mucho menos prohibió– Anncol. ¿Por qué cree que su actividad informativa es legal en Suecia y no en Colombia?
–Nuestra página informativa Anncol es desde 1996 una entidad perfectamente inscrita en el marco legal del país. Nos hemos movido desde el principio en los parámetros de la constitución sueca. En fin, todo normal, pues en Suecia el periodismo no se criminaliza, y en Colombia sí.
–También los acusaban de publicar comunicados de la guerrilla.
–No sólo se quiere invisibilizar los comunicados de la guerrilla, que son de interés informativo y de los que luego, políticos incluidos, todo el mundo habla, sino que se quería privar de voz a los movimientos campesinos, sociales o populares que también tenían reflejo en nuestro portal. Ya con Samper y Pastrana comenzó el señalamiento, pero con Uribe se acentúo mucho más y así hasta hoy. Uno de los puntos que más nerviosos los ponían era el tema del narcotráfico y la información sobre los vínculos entre gobierno y paramilitares. Además, todos, senadores incluidos, nos leían.
–¿Se podría decir que era información difícil de encontrar dentro de Colombia?
–Sí, por supuesto; además llegó un momento en el que se convirtió en algo muy grande y no sabían cómo pararlo, por lo que decidieron pasar a la ofensiva y judicializarlo. En el momento en el que yo viajé de Suecia a Venezuela, su inteligencia les informó y en cuestión de horas se inventaron una circular roja de Interpol que jamás existió, y que curiosamente nunca fue activada en Europa, sólo en el mismo momento de poner un pie en el aeropuerto de Maiquetía (Venezuela).
–Los hechos demuestran que ni Suecia ni Alemania supieron nada de una circular roja de Interpol, pues de existir habrían de actuar. ¿Por qué ellos no y Venezuela sí?
–Fue una decisión muy desafortunada de Caracas, y lo más terrible es que Anncol y los refugiados de la Asociación Jaime Pardo Leal apoyamos a muerte el proceso bolivariano en Venezuela, así como al presidente Chávez, por lo que fue un golpe bajo que no esperábamos. Prestarse a la guerra sucia de Santos ha dejado con muy mal sabor a muchas izquierdas del mundo. Después de esto, uno ya no sabe a qué atenerse...
–Estando en Caracas, días después de su captura, recuerdo haber escuchado a organizaciones populares asegurar que su entrega a Colombia sentaba un antes y un después en las relaciones entre las bases bolivarianas y el gobierno de Miraflores. ¿Lo percibe usted así?
–Sí, y está claro que Santos y Chávez tienen algún tipo de acuerdo. Ahora son los mejores amigos, eso significa que ahí hay algo. Tener compromisos con personas como Santos, decirse bolivariano y ceder a la presión del régimen colombiano, no se entiende.
–Usted fue en un principio otra víctima de la famosa, y supuesta, computadora del abatido comandante Raúl Reyes, ¿verdad?
–Sí, pero con las pruebas que presentan no tienen la más mínima credibilidad, ya que cambian unas según se les caen otras. Comenzaron acusándome de estar en unos correos de Reyes, que en realidad eran simples documentos de Word, pero como aquello quedó probado que era mentira y fue rechazado hasta por la Corte Suprema de Justicia, pasaron a decir que aparezco en las computadoras de Jorge Briceño, lo cual es otro intento desesperado de involucrarme en algo.
–La fiscalía presentará las pruebas definitivas contra usted los días 14, 15 y 16 de este mes. ¿Qué espera de ese paso previo al juicio en el que todas las cartas del Estado contra Anncol y usted se pondrán sobre la mesa?
–Sé de buena tinta que, como todo lo demás ha fracasado, van a traer a un testigo que la fiscalía dice haber encontrado no se sabe cómo. Un informante desconocido que dice que me ha visto reclutando para las FARC y no sé qué otras mentiras. Yo ni sé quién es él, ni cuánto le habrán dado o en qué montajes andan. También, a falta de pruebas sólidas, es posible que traigan a algún guerrillero
“!>reinsertado”!>o fotomontajes, como suelen hacer tantas veces.
–¿Lo ha contactado alguna organización de defensa de la libertad de expresión, como la francesa Reporteros Sin Fronteras o el estadunidense Comité Internacional para la Defensa de los Periodistas?
–No.
–¿Siente que al tildarlo de
“!>terrorista”!>lo han condenado sin juicio previo?
–Parece que así es. Cuando ciertos gobiernos te acusan de
“!>terrorismo”!>, hasta los defensores de los derechos humanos salen corriendo.