Periodista italiana escribe carta pública a
la embajadora sueca exigiendo que el estado sueco asuma su responsabilidad
Las
operaciones ilegales de la Policía Política Secreta, DAS-G3, que operó y
opera en el continente europeo para "neutralizar" la oposición
política colombiana en el viejo continente, armando montajes y guerra
psicológica en contra los refugiados políticos.Joaquín Pérez Becerra es una
de las primeras víctimas, dice la periodista italiana Annalisa Melandri en su carta a la embajadora sueca en Roma, acusando al estado y gobierno
sueco por no asumir su responsabilidad por un compatriota que se encuentran en
las mazmorras colombianas.
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Estimada Embajadora S.ra Ruth Jacoby,
Embajada de Suecia en Italia
Roma, 10 de abril de 2012
Ref: Detención y juicio al ciudadano sueco Joaquín Pérez Becerra
Desde casi un año, Joaquín Pérez Becerra, periodista de origen colombiano y
ciudadano sueco desde el 2000, director de la Agencia de Noticias Nueva
Colombia (Anncol), se encuentra detenido en Colombia, acusado injustamente de
terrorismo y de ser vinculado con la guerrilla de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC).
Su detención en el aeropuerto de Caracas, sobre
la base de una “ficha roja” de la Interpol creada ad hoc detrás de un pedido
del gobierno colombiano mientras estaba sobrevolando el Atlántico, y la
siguiente deportación a Colombia, apenas 55 horas más tarde, han ocurrido en
total desprestigio de cualquier convención internacional sobre la defensa de
los refugiados políticos y en violación de la misma Constitución venezolana. En el detalle no se ha respetado
la convención ONU de Ginebra de 1951 (y su protocolo de 1976) sobre el estatuto
de los Refugiados en la que además de describir la figura del “refugiado” (“quien,
como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1.º de enero de 1951 y
debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera
del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera
acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y
hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes
tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no
quiera regresar a él” Art. 1) declara que “ningún
Estado Contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un
refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad
peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado
grupo social, o de sus opiniones políticas.” (Art. 33).
Joaquín Pérez Becerra, como seguramente las autoridades de Su
país saben, se había visto en la necesidad de pedir asilo político a Suecia en
1993 para no ir a incrementar el número de los más de 4000 asesinados por los
paramilitares y miembros del ejército en el ámbito de lo que fue el “genocidio
político” del partido Unión Patriótica en donde él militaba. Dejó el país
después del secuestro y homicidio de su esposa.
Suecia siempre se ha distinguido entre los
países europeos en las décadas pasadas por la hospitalidad y la defensa de los
derechos políticos y civiles de todos los ciudadanos que buscaban refugio de
las dictaduras y los regímenes violentos que imperaban en aquellos años en América
latina. La situación de Colombia lamentablemente hoy no es muy diferente de
entonces, siendo hoy como entonces, a todos los efectos una “democracia” (sic).
No voy a enumerar todas las violaciones de los
derechos humanos ocurridas en Colombia que no dejan esperar nada bueno para la
democracia en ese lejano país. El hallazgo de la fosa común más grande de América
latina, el escándalo de los falsos positivos, los hornos de los paramilitares
de las AUC, son historias recientes a la crónica de los más grandes medios
internacionales.
Joaquín Pérez Becerra hoy está arriesgando su
vida día tras día una vez más, en la cárcel La Picota de Bogotá entre
narcotraficantes y paramilitares sin ninguna medida de protección.
La Procura de la República de Colombia en plena
continuidad con la política del ex presidente Álvaro Uribe quien había
declarado a la prensa que había que “acabarlos” a los colombianos criminales
que “viven por allá en Suecia”, ahora está preparando un juicio farsa contra
Becerra.
El juicio empecerá formalmente el 16 de abril
próximo pero está basado sobre pruebas (los documentos Word encontrados en el
portátil de Reyes) consideradas ilegalmente obtenidas por una sentencia de la
Suprema Corte de Justicia de Colombia y sobre todo consideradas falsas por un
investigador de la policía antiterrorismo colombiana (DNJIN) Ronald Hayden Coiy
Ortiz, quien ha declarado a un tribunal que la cadena de seguridad de las
computadoras de Reyes desde su hallazgo hasta la entrega a la Interpol, había
sido interrumpida por un razonable periodo de tiempo, hecho que puede dejar
presumir que su contenido haya sido manipulado.
¿Se está cumpliendo el deseo de Uribe de acabar
con los colombianos en Suecia? Algunos de ellos entre los cuales Joaquín Pérez
Becerra, desde décadas, a través de las páginas de Anncol y la emisora Radio
Café Stereo operan en absoluto respeto de la legislación sueca denunciando el
terrorismo de Estado imperante y lamentablemente siempre actual en Colombia.
Esto no quiere decir ser cómplices de las FARC o terroristas.
Su gobierno, y lo digo
con mucha amargura en esta ocasión lamentablemente no ha lucido por la
solidaridad y la defensa que tenía el deber de ofrecer a Su conciudadano
Joaquín Pérez Becerra.
Recuerdo la historia pasada y el respecto que el
mundo entero tenía por un grande político que probablemente ha sido asesinado
porque creía que cada persona tenía el derecho a vivir por lo menos en un lugar
de la tierra sin miedo. Es verdad que la Suecia de hoy es un país muy diferente
y que no es el mismo país de Olof Palme, pero el respeto por los derechos
humanos desde entonces se ha vuelto un principio que universalmente distingue
los Estados democráticos de los que no lo son.
Joaquín Pérez Becerra no tenía miedo de vivir en Suecia por este
motivo. ¿Acaso se estaba equivocando?
Annalisa Melandri – www.annalisamelandri.it
Periodista, activista por la defensa de los derechos humanos, miembro de la
Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH) y de la Comisión
Nacional por la Defensa de los Derechos Humanos (CNDH).
P.S. Por la enorme
indignación que ha desatado la detención de Joaquín Pérez Becerra en amplios
sectores de la sociedad civil, y por el gran debate surgido he considerado
necesario dar a esta carta carácter público.